miércoles, 26 de julio de 2017

La Peor Estación del Mundo

LA PEOR ESTACIÓN DEL MUNDO

José Ángel Hogas, E. B., 2017.



La peor estación del mundo Tenía trenes
Tenía campanas
Tenía niños tocando la campana
Tenía un jefe de estación
Tenía gente parada en los andenes,
Tenía vagabundos
Tenía vendedores de helados
Pan amasado,
Shorteros,
Guardias,
pacos,
Carruncheros,
 Liebres,
Mini buses,
Alguien que siempre te ayudaba a subir…

La peor estación del mundo
Es al fin del mundo
Y siempre hay alguien que te ayuda a subir,
Pasa el tren por la mañana A esa hora de las 12:00
Cuando pasan de vuelta Los cazadores con los perros.

Debe ser el día de la plaza Porque hay pic-nic
Y los manteles en el pasto,
Cubren de tomates y ají los platos,
Tiran la talla y se ríen,
Hablan de una manda a san Sebastián.

La peor estación del mundo Queda al sur del mundo
Y no hay nadie que vuelva a tomarla
Porque es lunes, porque es martes
O porque es hábil volver a recordarla
Como una estación de trenes muertos,
Viaja solo la memoria de unos tres o cuatro Que partieron.

La peor estación del mundo Tiene una sala de espera
Donde hay niños preguntándole a sus padres
A qué hora pasa el tren,
Si es verdad que es largo y pitea Como en los documentales,
Que cuantos carros trae,
Si  se le puede poner una moneda para aplanarla.

En la peor estación del mundo
Siempre se puede ver a jubilados tomando el fresco,
Hablando de vidas atrás,
De años atrás,
De los que no han visto hace tiempo
Porque ningún tren ha pasado.

Debes ir de prisa a la peor estación del mundo,
A veces pasan las horas y no hay nadie con quien contarse chistes,
Dicen que hay colas,
Que hay grupos enteros perdidos en el alcohol,
Depresivos, maniáticos, nostálgicos…

En la peor estación del mundo
Siempre hay alguien que cuida del otro
Y se dan la mano.
Es de buena vecindad
Los que te silban,
Los que te saludan por el sobre nombre
Y los que hablan solos…

Debes amarla
Solo así se llega a la peor estación del mundo.
Bienvenidos.

lunes, 24 de julio de 2017

Evento con Sospecha de Poesía

EVENTO CON SOSPECHA DE POESÍA

Antonio Baeza Henríquez, E. B., 2017.



Buen momento para escribir / en los recreos de la prole
para refrescar un rato el hálito tibio del manso recuerdo
y no siempre las palabras vienen como salmones en río generoso;
Es un mito, una infame mentira / eso de que "escribo y escribo";
Hallar una palabra es encontrar una pepita de oro en el cemento;
hay que recluirse en largos o cortos autoexilios camuflados;
el mundo, a veces, molesta / y es bueno, a veces, reducirlo a mero fondo
como un escenario de juego de estrategia de computador de la década del 2000
donde somos aldeanos construyendo castillos de poemas irresueltos
irresueltos, ay, sí / allá va verde esperanza / enfermos de cueca
abrieron nuestros anos y nos metieron chamantos y espuelas
una musicalidad que es sangüijuela chupa ritmos y esencias


/impromptu

Déjáte llevar por tíldés mál puestás y toda la mierda de idioma que nos ocupa como cable / se transpone y transviste; No me juzgues, no me falles, no me implica el brasero de una amarga flor insurrecta en el caviar de sus arcos frenesí / no me calza el amable gen de lus suplicios asintóticos
y un perro llora afuera, mierda, me obliga a escribir "asintóticos"en un cuaderno cuadriculado que relleno con estos versos o no-versos con una obsesión y cuadratura propia de algún esquizofrénico atiborrado en las huestes radicales de los mojones mal tiranizados en el ser ardiente de los troncos blues.

Viva Santa María de las Cañas Acrobáticas de Teno Sur
Viva San Martín de Porres, idolatrado por ancianos meñiques
No me delaten en esta acurrucada y violenta sangre
No me coloquen dinamita en la uretra, eso es el colmo
Dionisio vuelve a aparecer, la Bruma Máxima lo corroe
Nemesio Antúnez, Los Prisioneros y el Muñeco Tatín
El picaporte mal habido por fantasmas herejes del norte
La blusa que jamás lloró ni habló en rejas fascinadas
Redes en rombos que sostienen temblores ferrosos de tinta


/eje

No mi bien recuerdo cuando las palabras llegaron a mí
No mi bien distingo si salieron, si entraron o si sólo yo las oigo
Los reflejos poco claros de mi figura escritural visual me acompañan
en el lomo de un computador o el azul pobre de una mesa de colegio
Me duele el brazo, el antebrazo, la mano y la muñeca ya;
es como una paja a mano derecha del falo de la mente
y tengo 45 minutos, mierda, 45 minutos y hasta menos
una cifra incierta y algo infinita sin un reloj cerca
y haré, a continuación, el ejercicio de describir dónde estoy:

Una inmensa y fría sala de clases de cemento que sólo yo uso;
reminiscencias de quienes ocuparon antes aquí cuelgan de las paredes
Hoy ordené once pupitres de forma trapezoide, quizás obra de Frei
o, quizás, obra de Lagos, no sé, diseños progresistas de pupitres
que se unen de a seis y forman un hexágono, para trabajar en grupos
ideas de algún ser humano que se hizo rico, seguramente
con una idea buena que se transforma en mala en río del ocurrir
Igual, yo las puse mirando hacia adelante, violando su espíritu
Vivan las aulas tradicionales donde el tema es la belleza del ser
Viva ese público expectante por el bufón de turno que despliega su sátira
Viva ese escenario inconsciente de sí, homenaje a lo performativo
No es opresión ni el diseño ni la idea; es opresión la ilusión de lo contrario
Y la escuela no es desarrollo, es un circo 
y sólo los acróbatas que saluden a la muerte serán aplaudidos

Yo, en cambio, estoy sentado en un escritorio algo improvisado
compuesto por cuatro mesas residuales rectangulares clásicas
que arman una mesa más grande y más útil para conversar
no en un cìrculo forzado y endiosado sino de frente, duro
Y miro hacia afuera, a mi izquierda, por una ventana que mira hacia una cancha
de reja cuadriculada, cuaderno de mi experiencia, árboles caducos
crisol de cercos de color amarillo, verde, negro y bello óxido
unos paños y unas bolsas que cuelgan extraviados y pacientes
pedazos de ráfagas de pasados que impregnan el viento con el que ondean/

Toca el timbre, a comer, cierro cuaderno, coitus interruptus/