sábado, 26 de enero de 2019

El Templo del Parque

EL TEMPLO DEL PARQUE

Antonio Baeza Henríquez, E. B. 



Proyéctese construir un templo en la magna Villarrica que resultará -sobreponiéndose a la crueldad de los procesos de degradación histórica- de la inminente urbanización que convertirá predios en villas, cabañas en torres y bosques en parques.

El templo ha de tener un techo cuadrado en pirámide, construido de tejas, sostenido sobre cuatro pilares gruesos de madera que han de estar empalados formando un cuadrado perfecto de 25 metros en la medida de su lado. Su base es un jardín de flores bajas; se ha de procurar que la altura mayor no supere los 10 centímetros respecto al nivel de la tierra. El pasto es su superficie predeterminada; dibujados entre pasillos de prado florecerán los bajos y variados colores de sus jardines. 

Los pasillos de pasto recorren las aristas exteriores del cuadrado y las dos diagonales. En el centro, un pasillo con forma de anillo encierra el jardín central, pérgola cuyo núcleo es una maqueta a escala del mismo templo que contiene, bajo su pequeño techo, un prisma piramidal que indica y simboliza la replicación de otros templos a escala hacia lo ínfimo. A mitad de camino por cada diagonal hacia el jardín central, un círculo de pasto recibirá a meditabundos y cansados. Cuatro caminos diagonales hacia el centro; cuatro círculos de pasto.

Allí, guareciéndose del sol y de la lluvia, la contemplación contará con una sede en el profano paraíso. Erigir este templo será bueno si ocurre ello en la colina que baja desde el sector Los Volcanes hacia la carretera que va a Pucón bordeando el lago Villarrica o Mayolafkén; necesario será, además, que tal colina sea área verde enriquecida y llamada Parque del Templo, al mismo tiempo en que el templo tendrá el nombre de Templo del Parque.

Disponer de dieciséis artistas marciales que cuiden el templo, con grupos de cuatro que se posicionen ocupando las esquinas, con turnos de seis horas cada cuadrilla. Que se les pague bien y se les salude con amable reverencia siempre, sin excepción.