viernes, 6 de noviembre de 2015

Cuento muy corto II

CUENTO MUY CORTO II

Antonio Baeza, E. B. (2015)


Estoy aburrido de Venezuela y el estricto control de mis libertades como usurero. Me voy a Corea del Norte.

martes, 18 de agosto de 2015

Regalo para escritores

REGALO PARA ESCRITORES

Antonio Baeza, E. B., 2015


Para todo aquel que escribe por necesidad vital, por misericordia con las manos y con la mente. Para todos quienes la letra encarna su vivir, su sentir, su idea, su angustia, su descubrimiento. Para quien no encuentra sus libros en vitrinas ni ferias, pero sueña con eso.

Para quienes en su cuaderno tímido se bañan en el sueño del Nobel o el Cervantes. Para los que escriben por oscuridad, despecho o extremo amor al goce. Para los que se inspiran en su mascota, su madre o su techo.

Para los basureados por las editoriales y los que mueven el mundillo letrado. Para los que sangran con su lápiz y lloran con su prosa. Para los que sí ven el caballo corriendo en el tomate. Para los que no se arrugan en escribir "pene" ni "conchetumadre".

Para todos los que encontraron su vía y su refugio en la redacción de belleza: Sé que apreciarán este humilde regalo construido con letras.



martes, 17 de febrero de 2015

Técnica y Tecnología

TÉCNICA Y TECNOLOGÍA

Extracto del libro La Apropiación del Intelecto (2015) de Antonio Baeza, E. B.


En contraposición a la técnica, sangre de lo industrial, hemos de mudar nuestra esperanza a la tecnología. La diferencia radica en la relación entre "persona" y "herramienta". La técnica implica la dictadura de la herramienta, que invade a la persona llevándole a convertirse en instrumento -a la usanza del cristianismo, recordémoslo- que es instrumento de otros, con la asunción de un falso criterio e intelecto que es considerado como "buen pensar". La tecnología, en cambio, tiene que ver con la producción humana de herramientas en cuanto herramientas. Se trata de la creación y puesta a disposición de otros de determinado objeto u operación que es útil para los propósitos, pero que permite un uso con apropiación por parte de las personas, entregando alternativas para el uso libre del criterio en su aplicación en una u otra tarea. En las escuelas, por ejemplo, vemos como los cuadernos empiezan el año dedicados a la técnica y luego, con los dibujos, los garabatos o los bocetos de ideas, pasan a operar como tecnología. Un computador puede pasar por algo similar. En general, los objetos pueden tomar carácter técnico o tecnológico de acuerdo a los principios, medios y fines que atraviesen su uso.

Ni siquiera es necesaria la técnica para producir tecnología, como muchos pudieran pensar rápidamente. No debe confundirse, de hecho, la técnica con el trabajo colectivo, dado que éste no ha de darse sólo de un modo alienado y bajo la herramienta dictadora. El trabajo, dentro de lo cual está el estudio, es transformación de la naturaleza -en cuanto lo dado- en colectivo y, en ese sentido, es un acuerdo. En una sociedad liberada, tales acuerdos mediante los cuales se producen los medios que necesitamos para subsistir y crear debieran darse entre intelectos apropiados que no sean herramienta de nadie, sino que artesanos que usan herramientas y, ante todo, deciden con propiedad el modo de usarlas. Al final, la técnica y la tecnología, así como la industria y el taller, se diferencian en un aspecto capital: La democratización de la decisión acerca de los modos.

Lo anterior abre el camino de ideas respecto a cómo favorecer, colectivamente, que los intelectos, en su formación, vayan ejerciendo su apropiación. Es de especial interés lo que ocurre en los lugares tradicionalmente considerados "educativos", como las escuelas o los colosos académicos, en cuanto se trata de posibles templos de emancipación intelectual que desaprovechan flagrantemente su potencial entregándose a la técnica y llevando a que quienes allí participan se subordinen al espacio, en vez de dar rienda suelta a las transformaciones que allí podrían realizar, conquistar el espacio para el uso creativo y apropiado de tecnologías -donde un hito sublime será la creación de nuevas tecnologías sin uso de la técnica- y, ante todo, propiciar un lugar de bienestar, buen trato y liberación, dejando fuera la opresión.


viernes, 13 de febrero de 2015

La Academia como Industria, un extracto

LA ACADEMIA COMO INDUSTRIA

Extracto del libro La Apropiación del Intelecto (2015) de Antonio Baeza, E. B. 


Se trata, probablemente, de la manifestación más explícita del acaparamiento de la licencia para ejercer el intelecto, dado que allí, en la Academia, convergen tanto los investigadores e intelectuales -propiamente llamados "académicos"- que cuentan con una certificación valorada oficialmente como, sobre todo, los modos en que se investiga y se llega a determinadas conclusiones. Es un lugar que se declara 'residencia' del saber, alegando y haciendo privada la legitimidad que el espacio dentro de sus propias paredes -materiales y simbólicas- tiene y "debe tener" respecto a la acción misma de plantear explicaciones, conclusiones y modos de actuar. Se ha llegado a considerar, incluso, en el silencio ruidoso de lo tácito, que un planteamiento respecto a determinado tema sòlo tendrà validez en cuanto se acerque a los modos de la Academia y sea aceptado por ella. Y ser "aceptado por la Academia" no es sino ser aceptado por una red de personas -y no tanto una red de prácticas, como en el caso del Estado- quienes, habiendo pasado el proceso de postulaciòn a la aceptación anteriormente -generalmente, dedicados a agradar al académico que les dará la entrada a tal espacio, servilmente, pasando las penas del infierno si fuese necesario-, adoptan luego el papel de jueces reguladores del acceso a lo que opera, prácticamente, como un club secreto o una logia. No es extraño que la masonería maneje importantes nichos académicos como, por ejemplo, la Universidad de Chile, ya sea porque los modos de la Academia se acoplen muy bien a los suyos o, incluso, porque la masonería misma haya contribuido a formar Academia durante varios siglos.


Es muy común escuchar que "la Academia produce conocimiento". Se asume, de manera inmediata, su carácter de industria, aunque el producto ha de discutirse, pues no podemos estar seguros de que, en primer lugar, sea "conocimiento" lo que se produce y, en segundo lugar, que el "conocimiento" pueda ser "producido". La imagen de la 'fuente del conocimiento', descrita al inicio del libro, es una ilusiòn clave en la des-apropiación, promotora de la idea de que el "conocimiento" -que se distingue de "conocer" al ser expresado como objeto y no como acción- puede hallarse 'situado'. De hecho, lo que la Academia llama "conocimiento" es, precisamente, un conjunto de objetos que sì son producidos a escala industrial y con obtusos "controles de calidad". Esos objetos son los estudios, sean artìculos, papers, ponencias o libros que cobran existencia a partir de la utilidad que el conglomerado institucional -Estado, mercado y otros- puede evaluar y obtener de ellos. Lo que se financiará y/o patrocinará -porque no se necesita sólo fondos de dinero, sino que la aprobación de las personas de la Academia- para poder ser estudiado no nace, necesariamente, de la curiosidad pura de quien investiga; de hecho, es aquella curiosidad la que se ve obligada a acoplarse a las opciones disponibles a ser financiadas y/o patrocinadas. La Academia produce estudios, pero a encargo del conglomerado institucional. Por eso es tan comùn ver grandiosas facultades de economía, de ingeniería y de derecho, así como lujosas y taquilleras consultoras privadas dedicadas a tales temas. Les siguen salud -un lucrativo negocio- y el sector silvoagropecuario, con educaciòn algo màs abajo. Las inversiones en filosofìa, humanidades o arte, bajísimas aunque existentes, parecieran ser el pretexto que permite negar, infructuosamente, tal encargo.

No resulta tan sorprendente afirmar que la Academia es una industria altamente jerarquizada, incluso llegando a volver cotidiano el uso de los grados académicos cual títulos de nobleza. Lo especialmente crítico es el modo de valoración y distinción que este sistema propone a las sociedades, pues promueve un hábito sostenido de asignar valores asimétricos a las personas de acuerdo a su certificación educacional. Su acaparamiento de la licencia para ejercer el intelecto, con la consecuente des-apropiación en la población, ha llegado a tal nivel de penetración y violación del sentido común que se ha vuelto tradicional que las mismas personas fuera de la Academia, en el vivir diario, miran bien al "profesional" y mucho mejor al "magìster" o al "doctor", mientras ya desprecian un poco al "técnico", más al que "llegó sólo" a terminar la educación secundaria y, finalmente, sienten lástima por quien "no terminó el colegio", erigido como "deber básico" de un ser "civilizado". Muchos suelen, además, ubicar su caso personal en esta escala y asignarse valor de acuerdo a ello. Se trata de un auténtico "fascismo academicista", usado muchas veces para ofender a otros humanos o grupos. Es un conjunto de ladrillos disponibles para armar una pared de prejuicios que, al provenir de la nodriza Academia, se vuelven incuestionables. 

El carácter de industria de la Academia es tan categórico que, incluso, se llega a validar y justificar acciones y modos que corrompen el “amor al saber” declarado. Escritores fantasmas que, inexplicablemente, publican 100 artículos científicos en un año -frecuentemente relacionados con laboratorios farmacéuticos u otras áreas de extremo poder económico- o oscuras mafias y rencillas que suelen darse dentro de las facultades de universidades públicas. Una constante guerra por la notoriedad y un apego soberbio a las propias ideas como defensa ansiosa de un ego enaltecido por la posición alcanzada dentro de la vorágine jerarquizada. Lo curioso es que, sobre todo desde los espacios académicos dedicados a las humanidades y las “ciencias sociales”, se despachan altas críticas a la nube de aspectos que describen y rigen lo empresarial y corporativo. 

 Más allá de lo que se corrompe, es preciso abordar aquello que sí es reconocido y jamás cuestionado. No es del interés de este libro proponer una “reparación” de la Academia, dado que los aspectos críticos no corresponden a lo que se ha “desviado” del “espíritu académico” -más allá de que sí es necesario mencionarlo como fenómeno propio de lo industrial- sino que a los principios, fundamentos y prácticas capitales. La Academia, en sí misma, nace a partir de la distinción, selección, separación y asunción de una elite intelectual. En lo respectivo a la apropiación del intelecto, es la entidad que la combate de manera más directa y explícita, aunque sin la minuciosidad de la Escuela ni el peso del Estado. El distintivo de opresión de la Academia es, en particular, la pretensión de verdad. Por ello, lo que nos oprime no son sus heridas, sino que su sangre misma. La técnica tiene también un papel central aquí, aunque la instrumentalización es de carácter más cíclico que en el Estado, donde se da de manera vertical. En la Academia, la persona se vuelve herramienta de nadie en particular, asumiendo ello, más bien, como requisito para ser considerado parte y miembro digno. Sí, hay encargo del conglomerado industrial, pero el académico no se vuelve herramienta directa de quien contrata los servicios académicos. Su método responde a la necesidad de ser validado en el espacio interno de la Academia. Si extrapolamos esto a una red, observaremos una trama de validaciones y desprecios cuya ley de referencia es la técnica y que responden a una espiral donde la Academia se esfuerza por convencerse a sí misma sobre sí misma por medio de la uniformidad de métodos y la valoración asimétrica entre distintas certificaciones. Es una burbuja que, sin embargo, contagia a las sociedades su amor por la consideración desigual de las personas y las ideas.

jueves, 12 de febrero de 2015

Cuento muy corto I

CUENTO MUY CORTO I

Antonio Baeza H., E. B. (2015)


- ¿De verdad usted piensa que su hora de trabajo vale intrínsecamente más que la mía?
- No debería ni preguntarlo. Obviamente, porque yo sé hacer cosas que usted no sabe hacer, pero lo que usted hace yo también podría hacerlo. Aparte, mi nivel de educación es mayor.
- Bueno, cambiemos pega por una semana.

Y así, tomando Aqua Life de Fruna, la señora del aseo dio consejos valiosísimos a muchos niños y apoderados en esa oficina antes sucia y asquerosa que ella limpió en 35 minutos. Mientras, las moscas y los malos olores abundaban en toda la escuela, porque el psicólogo pidió licencia por dolor de espalda al segundo día. Una botella de Glaceau VitaminWater se veía entre las basuras rebosantes.

lunes, 9 de febrero de 2015

Sobre Miedo, Escuela, Jerarquía y Normalización

SOBRE MIEDO, ESCUELA, JERARQUÍA Y NORMALIZACIÓN

Extracto del ensayo "Trabajadores Escolares: Un Sistema de Castas" (2015) de Antonio Baeza H.

La escuela alberga miedos que pueden ser abordados y vencidos a partir de una voluntad de apropiación. Dentro de tales miedos, uno capital es el temor al "caos social" a partir de la "ausencia de normas". Muchas veces, las profesoras y profesores creen que tanto la imposición como la necesidad de diferenciación asimétrica -o establecimiento de status, si se prefiere- serìan cruciales en el educar, en tanto se estaría "normando" al niño "salvaje", enseñàndole a "aceptar que el mundo se mueve así", contribuyendo a naturalizar el establecimiento forzoso de una jerarquía no dotada del suficiente sentido. 

No tiene que ver, en general, con una mala intención en el docente sino que, màs bien, con un miedo que tiene una actitud de sobrevivencia, por un lado, asì como de ética, por el otro. En el primer caso, la carga excesiva y deshumanizante de trabajo y la relativamente baja -recálquese el carácter relativo- retribución monetaria y honorífica respecto a otros oficios que requieren una certificación de similares años de estudio en instituciones acadèmicas formales llevan a una percepción de que la diferenciación asimétrica frente a los otros trabajadores de la escuela consistirìa en un modo adecuado de dignificación. Eso se ve especialmente potenciado en una sociedad donde la educación -entendida como "escolarización" e "institucionalización"- alberga promesas de mejor salario y no mucho más, bastante vacía de horizontes intelectuales o de realización. En el segundo caso, el docente se ve enfrentado al deber de no ser negligente en cuanto a la preparaciòn del estudiante para su sobrevivencia en su sociedad, en una especie de escenario estático que vive en el imaginario del profesor y que es base para càlculos y operaciones universales, que servirìan "para toda época". Dicho de otro modo, en romántica fidelidad a su deber de "enseñar", el docente se siente imposibilitado de abstenerse de entrenar al aprendiz para moverse con cierta seguridad en el mundo "cómo-es" y "cómo-siempre-será". 

Tanto la dominación que el Estado, el conglomerado mercantil y las mafias realizan usando como medio la misma institución que desemboca en la escuela, así como la dominación que ocurre más allá de tal espacio, fuera de los muros escolares, "a la intemperie", instalan el miedo, cristalizan con él la percepción de futura invariabilidad y facilitan la reproducción -o, al menos, la voluntad de reproducción por parte de la generación adulta- de ambos sentimientos-pensamientos mediante la enseñanza. Frente a esto, es necesario que quienes aman ejercer la enseñanza y lo hacen con buenas intenciones abandonen toda esperanza en la escuela, transformando el espacio fìsico que actualmente es llamado así en un Taller, donde se eduque sin miedo. Y ciertamente, uno de los miedos que ha de vencerse primero es el que se tiene a la pérdida de control y de coerción respecto al desarrollo de un ser que aprende.

jueves, 29 de enero de 2015

Crìtica contra la des-apropiación del Arte

CRÍTICA CONTRA LA DES-APROPIACIÓN DEL ARTE

Antonio Baeza, E. B. (2015)


"Quizá sea preferible hablar de "lo genuino" en vez de "la calidad". Asimismo, puede que sea mejor hablar de "expresión" que de "cultura". Ambos, "calidad" y "cultura", son palabras con olor a des-apropiación, a verticalidad y -lo que resulta particularmente trágico- a normalización. Mucho se alega de que Chile "debiera culturizarse", que a uno u otro pueblo de provincia "le falta cultura" y que cierto artista tiene "más calidad" que otro. Al grito más puro del alma se le asignan rotulados técnicos y escalas de valoración en base al tiempo o nivel de adoctrinamiento. A partir de eso, mucha gente empezò a creer y a evangelizar la idea de que existe una fuente en la cual la tècnica "vuelve válido" el arte. Luego, se ha llegado a considerar que es necesario "llevar el arte" a los lugares donde "no está"". 

"Debe ser bonito estudiar el arte, sumergirse en su comprensión, ya sea en alguna institución o de manera independiente. Conocer manifestaciones de distintos lugares y épocas, así como revisar argumentos al respecto. Pero la idea es que ese esfuerzo no mate nuestra posibilidad de valorar también ese arte no reconocido como tal, mayoritario, que aparece inesperadamente en todos lados, en lo que los academicistas llaman "amateur" y que yo propongo considerar como "independencia". La "materia oscura" del universo del arte, compuesto de partículas de dibujantes que suben sus trabajos a deviantart, de estudiantes de media que piden espacio en su comuna o pueblo para presentar sus creaciones musicales, de escritores de cuentos que publican en blogs o venden libros anillados en tamaño carta o de sufridas compañías de teatro independiente, entre miles más. Ese arte al que la palabra "calidad" le hace el quite pero que es especial muestra de "lo genuino". Que debe pelear para ser considerado como "cultura", pero que es, inevitablemente, expresión".

"La cultura no emerge en la erudición, sino que en el ejercicio colectivo de la humanidad".

miércoles, 28 de enero de 2015

Profecía I

PROFECÍA I

Extracto del libro La Apropiación del Intelecto de Antonio Baeza, E. B. (2015)


"En 2040, la educación será gratuita y de calidad, habrá derecho genuino a huelga, el sueldo mínimo será más alto respecto al costo de vida, el autocultivo legal, los derechos sexuales y reproductivos serán plenamente respetados y, en general, las generaciones que actualmente imperan habrán desaparecido y será la nuestra la que dominará el país. Sin embargo, la pobreza y la injusticia seguirán estando. El Wallmapu seguirá bajo el dominio de agricultores chilenos y alemanes. Los locos y otros disidentes mentales seguirán siendo considerados "enfermos" o "con déficit". La generación siguiente a la nuestra, actuales guaguas, fetos o futuros, se dará cuenta de que habrá que luchar por la auto-educación, la emancipación intelectual y la organización de la vida en unidades pequeñas y autónomas. Los que ahora "conducen" el movimiento social serán los que ese año nos opriman, los que defenderán la potestad del Estado, la incuestionabilidad de la Academia, la idea -por esos años ya añeja- de que la escuela es esperanza de cambio social. Espero ser un viejo lo suficientemente consciente cuando eso pase, para unirme a las actuales guaguas y no dejarme llevar por el río de mis coetáneos. Ya lo dijo un pergamino que data de miles de años, no recuerdo de qué civilización: "Los jóvenes son una generación perdida". Por lo visto, los "maduros" siempre creen que la generación siguiente va a acabar con todo. Parece que es un ciclo"