viernes, 1 de febrero de 2019

Inspecciones

INSPECCIONES

Antonio Baeza Henríquez, E. B. 




Temuco, tarde noche de martes


Ríos de silencio inmaterial, calmas posadas en lodo
barro lagrimal que contiene taninos y sales de lumbre
¿A qué se refieren los chonchones que merodean en el alma
cuando insisten en entonar armonías de severa disonancia
dispuestas en sucesiones temporales caóticas de difícil predicción?

¿Cuántos vidrios he roto sin percatarme de que no eran aire,
sino ventanas de quienes miran el jardín que estoy podando
desde una cabaña interior con vidrio polarizado en blanco y negro?
Hay tardes que tienen sabor a derrota y a la decepción del hincha
fanáticos inmateriales de camiseta robada y cánticos hostiles

Pasan las últimas carretas por un amargo Temuco teñido de barras y estrellas
Do los viejos, reserva añeja de despensa y melancolía, cruzan cortos túneles
El bajo Niágara cobija pedazos de relatos de rodillas castigadas en poroto
Los matorrales reciben mi orina fuera del arco inquisitorio del ojo negro
del ojo verde y del moreno que olvida exponer a luz el iris y la cara

¿A qué me puedo referir si el silencio y la soledad habían sido esperados?
Los violentos y los sabios riman en cascada con los vientos y los labios
las formas de transcurso ya no abren mucho paso a los falsos infiernos
la vejez de la arruga de la papa es alegórica, pero remueve mis sienes
por los puentes cortados de irremediable fractura y furgón olvidado

Tan lejana y agreste es la distancia recorrida desde la comarca del recuerdo
Lejos, en el torrente del tiempo, quedan tales casas de vino y lagaña
¿Cuántos eones más esperarán los caudillos de ojos afilados e incrédulos?
¿Cuándo darán otra vuelta los ciclos desconocidos, para captar su treta?
Las formas nos abrazan y los hilos nos sostienen; la brisa pasa

Alto matiz de castaños, Temuco; no hay palabra que fluya, Peumuco
Algo de agujas tiene el manto que cae sobre el cerro cuando el día duerme
Penas y estéticas que son conductos directos que, sobre paradoja,
nos conectan con pasados lejanos enterrados cual si nunca hubieran pasado
mientras el árbol del futuro ondea en caos y da sombra a mi silencio
vivo e inerte, débil y fuerte, voz y barranco, claroscuro y misterio/



Santiago de Chile, mediodía de miércoles


De complejos arrabales entrega carne la sustancia
cuántos jugos no han de presentar, de distintos modos
ríos de placer sobre los cuerpos del deseo
de la carne quemada y también la aceitada

Se llora y se muere tantas veces el demonio psicosee;
los temblores del alma son vastos y por él fueron donados
como mitad de Dios que es, en sí, el cola-flecha
Da como sublime presente a los hombres la histeria

Soñamos con penas e iras pues la pineal puede reproducirlas
porque las entiende, las soporta, es parte de su formato nativo
La pena y la ira son santas, canonizadas en agrio secreto
La pena y la ira se aguantan, porque nutren desde el Cielo

Y miren cómo parezco cura del siglo XV escribiendo estas mierdas
Quizás debiera disfrazarme de algún éxito de ventas de Anagrama
No me sale mucho; quizá algunos viajamos varios siglos para vernos
En un boliche sangrando versos con otras bestias exiliadas en el tiempo

Y no fui cura, mierda, porque me gustan demasiado las mujeres
Y no quise verme empalado en granjas conservadoras ¡Bañadas en comida!
Pensé en la vida contemplativa, pero nunca acepté la validez del celibato
Pensé en eso porque lo sagrado es llama de vida, en hebreo o en indiano

Hábitos de austeridad, de compasión; ¿Acaso se reservan al monje?
Vivo como un monje en esta ciudad, aunque sí tengo vida en pareja
Y vivo con muchas comodidades que otras personas no gozan
Vivo precarizado, absolutamente, con ropa vieja y zapatos rotos

La música; Licor para los comensales de soleado y nublado día
Cuántos recorridos por sus cuerdas lleva como llagas esta guitarra
Hay que cambiarle cuerdas ya, porque se puso destemplá
Quiero que vuelva su trino, armónicos tiernos que ha de silbar

Que ha de silbar, ay sí/ Segunda vez que me pasa lo mismo escribiendo
Heridas de cueca; hay que releer "Evento con Sospecha de Poesía"
Sea este un verso túnel, una vinagrera cual estación de combinación
Aquí puede decidirse seguir leyendo o pasar al poema mostrado

La fragmentación. División de caminos, para siempre imborrable hito
La ruta ya se bifurcó una vez; aunque se una de nuevo, historia quedará
Hubo un cisma ideológico que dividió a los pueblos escriturales
Que subyacen como vida de estas líneas; ni usted ni yo somos neutrales

Neutrales jamás, aunque como niños avergonzados hacemos diplomacia
Suele pasar que somos primero choros y después por algo se pone la cara
Pongamos entonces la otra mejilla junto a los dos cachetes del culo
y volvamos a ser nuevamente choros, en un uroboros, siempre choros






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